miércoles, 24 de febrero de 2010
viernes, 12 de febrero de 2010
art noveau
Durante su niñez, Aleksandr desarrolló una gran pasión por la lectura -a los 10 años ya había leído “Guerra y Paz”- y soñaba con ser escritor, pero los escasos recursos y la frágil salud de su madre no le permitieron estudiar en Moscú, por lo que acabó licenciándose en Matemáticas y Física.
En su autobiografía, recuerda que “aunque no me pareció una materia difícil de aprender, no me veía dedicándome a ello el resto de mi vida. Sin embargo, su conocimiento me salvó de la muerte”.
Pero Solzhenitsyn no renunció a su formación “de letras” y, entre 1939 y 1941, estudió por correspondencia en el Instituto de Historia, Filosofia y Literatura de Moscú.
Cárcel y destierro perpetuo por criticar a Stalin
Antes de acabar la carrera, en 1940, se casó con Natasha Alekseevna Reshetovskaia, con quien compartía sus incipientes críticas al estalinismo. Su licenciatura coincidió con el inicio de la II Guerra Mundial y, debido a su débil salud, Solzhenitsyn fue enviado al departamento de transportes del Ejército soviético, pero sus conocimientos matemáticos hicieron que lo trasladaran al frente para luchar en la unidad de artillería, llegando a participar en la batalla de Kursk, la mayor contienda de tanques de la historia.
En 1945, justo antes del final de la guerra, el escritor fue detenido en el frente de Prusia Oriental por criticar a Stalin en las cartas que envió a un amigo de la universidad. Fue condenado a ocho años de confinamiento y al destierro perpetuo.
Tras pasar por varios campos de trabajo (gulags), en 1946, gracias a sus estudios de Física y Matemáticas, Solzhenitsyn fue trasladado a un campo especial de investigación científica, que inspiró su obra “El Primer Círculo” (1968), y, cuatro años después, lo confinaron en un campo para presos políticos de Kazajistán, en el que trabajó como minero, albañil o fundidor y desarrolló un tumor que le fue extirpado.
En 1953, fue liberado, pero aún debía cumplir el destierro perpetuo y tuvo que permanecer en Kazajistán trabajando como profesor de Matemáticas y Física. Su salud se agravó, llevándole al borde de la muerte, pero, inexplicablemente, el cáncer remitió y el escritor se curó. Esta experiencia propició la creación del libro “Pabellón de cáncer” (1965) y es que Solzhenitsyn escribía en secreto y ocultaba sus cuadernos, aunque creía que jamás serían publicado.
En 1970, le fue concedido el premio Nobel de Literatura, pero renunció a recogerlo por temor a no poder regresar a la URSS y perder para siempre el inmenso trabajo que llevaba escribiendo y escondiendo desde 1958: “Archipiélago Gulag”, la más compleja, crítica y exitosa de sus obras.
A lo largo de más de mil páginas escritas a mano, Solzhenitsyn ofrecía un retrato escalofriante del sistema carcelario y de los campos de trabajo en la Unión Soviética, basándose en su propia experiencia y en las de otros 227 testigos a los que entrevistó. Para evitar la censura, enterró algunos capítulos en el huerto de su dacha -casa de campo rusa- y otros, se los escondieron sus amigos.Torturaron a su secretaria
Tras divorciarse nuevamente en 1972, Aleksandr se volvió a casar al año siguiente con Natasha Svetlova, madre de sus tres hijos, Yermolai, Stephan e Ignat. Ella y su secretaria, Elizabeta Denisovna, mecanografiaron toda la obra y Solzhenitsyn dio órdenes a sus amigos para que destruyesen las copias que tenían.
Un chivatazo llegó al KGB, cuyos agentes torturaron a Denisovna hasta que confesó y les entregó uno de los escritos que no había quemado, desoyendo las directrices de Aleksandr.
Tras el interrogatorio, Elizabeta se suicidó. Destrozado, Solzhenitzyn escribió en la primera página: “Durante años me abstuve de publicar este libro, ya terminado. El deber para los que aún vivían podía más que el deber para con los muertos. Pero ahora, cuando pese a todo, ha caído en manos de la Seguridad del Estado, no me queda más remedio que publicarlo inmediatamente”.
Una grabación magnetofónica de la obra realizada por su esposa llegó a una editorial francesa, que la publicó en 1973. La prensa estatal y las autoridades cayeron sobre el autor, quien, acusado de traición, fue expulsado de la URSS el 13 de febrero de 1974, privado de la ciudadanía soviética y deportado a Alemania Oriental.
En 1976, se mudó a Estados Unidos, refugiándose en una granja de Vermont. Desde su vida de ermitaño, junto a su mujer y sus tres hijos, siguió siendo igual de crítico con el sistema comunista en obras como “El roble y el ternero” o “El peligro mortal”.
El año pasado fue condecorado por el entonces presidente Vladimir Putin con el Premio Nacional Ruso, pero en los últimos tiempos su salud se había resentido y lo recibió en su casa a las afueras de Moscú en silla de ruedas. Para el mes de diciembre se preparaba una gran celebración por su 90º cumpleaños, pero el pasado 3 de agosto, un ataque al corazón acabó con su vida.
La Academia de Ciencias de Moscú acogió la capilla ardiente del Premio Nobel y disidente del régimen comunista, que fue despedido con honores de Estado ante la presencia de su familia y del Primer Ministro, Vladimir Putin.
Alejandro
Asesinato de trotsky
Aunque el palacete en el que vivía estaba fuertemente custodiado, Ramón Mercader (conocido con el alias de Jaques Mornard) lograría infiltrarse en su círculo ganándose la confianza de una de las secretarias de Trotsky, Silvia Ageloff, con la que incluso mantuvo un noviazgo formal premeditado y planeado para perpretar el magnicidio. Con el pretexto de que leyera un escrito suyo se acercó a Trotsky y mientras este leía le clavó salvajemente un piolet en la cabeza. El grito de Trotsky se escuchó en toda la casa, acudiendo rápidamente sus custodios pero no se pudo hacer nada.
León Trotsky moriría un día más tarde en un hospital de la Cruz Verde. Cabe señalar que a sus exequias, asistieron cerca de trescientas mil personas, en una ciudad que por aquel entonces apenas contaba con unos cuatro millones de habitantes.
Stalin
Stalin
(Iosif o Jossif Vissariónovich Dzhugashvili) Dictador soviético (Gori, Georgia, 1879 - Moscú, 1953). Era hijo de un zapatero pobre y alcohólico de la región caucásica de Georgia, sometida a la Rusia de los zares. Quedó huérfano muy temprano y estudió en un seminario eclesiástico, de donde fue expulsado por sus ideas revolucionarias (1899). Entonces se unió a la lucha clandestina de los socialistas rusos contra el régimen zarista. Cuando en 1903 se escindió el Partido Socialdemócrata, siguió a la facción bolchevique que encabezaba Lenin.
Fue un militante activo y perseguido hasta el triunfo de la Revolución bolchevique de 1917, época de la que procede su sobrenombre de Stalin («hombre de acero»). La lealtad a Lenin y la falta de ideas propias le permitieron ascender en la burocracia del partido (rebautizado como Partido Comunista), hasta llegar a secretario general en 1922.
Stalin cmprendió entonces una pugna con Trotski por la sucesión de Lenin que, ya muy enfermo, moriría en 1924. Aunque el líder de la Revolución había indicado su preferencia por Trotski (pues consideraba a Stalin «demasiado cruel»), Stalin maniobró aprovechando su control sobre la información y sobre el aparato del Partido, aliándose con Zinoviev y Kamenev hasta imponerse a Trotski. La lucha por el poder se disfrazó de argumentos ideológicos, defendiendo cada bando una estrategia para consolidar el régimen comunista: la construcción del socialismo en un solo país (Stalin) contra la revolución permanente a escala mundial (Trotski).
Para Stalin lo esencial era la ambición de poder, pues una vez que eliminó a Trotski (al que mandó al exilio en 1929 y luego hizo asesinar en 1940), se desembarazó también del ala «izquierda» del partido (Zinoviev y Kamenev, ejecutados en 1936) y del ala «derecha» (Bujarin y Rikov, ejecutados en 1938) e instauró una sangrienta dictadura personal, apropiándose de las ideas políticas que habían sostenido sus rivales.
Stalin gobernó la Unión Soviética de forma tiránica desde los años treinta hasta su muerte, implantando el régimen más totalitario que haya existido jamás; pero también hay que atribuirle a él la realización del proyecto socioeconómico comunista en Rusia, la extensión de su modelo a otros países vecinos y la conversión de la URSS en una gran potencia.
Radicalizando las tendencias autoritarias presentes entre los bolcheviques desde la Revolución, acabó de eliminar del proyecto marxista-leninista todo rastro de ideas democráticas o emancipadoras: anuló todas las libertades, negó el más mínimo pluralismo y aterrorizó a la población instaurando un régimen policial. Dispuesto a eliminar no sólo a los discrepantes o sospechosos, sino a todo aquel que pudiera poseer algún prestigio o influencia propia, lanzó sucesivas purgas contra sus compañeros comunistas, que diezmaron el partido, eliminando a la plana mayor de la Revolución.
Con la misma violencia impuso la colectivización forzosa de la agricultura, hizo exterminar o trasladar a pueblos enteros como castigo o para solucionar problemas de minorías nacionales, y sometió todo el sistema productivo a la estricta disciplina de una planificación central obligatoria. Con inmensas pérdidas humanas consiguió, sin embargo, un crecimiento económico espectacular, mediante los planes quinquenales: en ellos se daba prioridad a una industrialización acelerada, basada en el desarrollo de los sectores energéticos y la industria pesada, a costa de sacrificar el bienestar de la población (sometida a durísimas condiciones de trabajo y a grandes privaciones en materia de consumo).
La represión impedía que se expresara el malestar de la población, apenas compensada con la mejora de los servicios estatales de transporte, sanidad y educación. A este precio consiguió Stalin convertir a la Unión Soviética en una gran potencia, capaz de ganar la Segunda Guerra Mundial (1939-45) y de compartir la hegemonía con los Estados Unidos en el orden bipolar posterior.
Stalin fue un político ambicioso y realista, movido por consideraciones de poder y no por ideales revolucionarios. Este maquiavelismo fue más palpable en su política exterior, donde la causa del socialismo quedó sistemáticamente postergada a los intereses nacionales de Rusia (convirtiendo a los partidos comunistas extranjeros en meros instrumentos de la política exterior soviética).
No tuvo reparos en firmar un pacto de no agresión con la Alemania nazi para asegurarse la tranquilidad en sus fronteras, el reparto de Polonia y la anexión de Estonia, Letonia y Lituania (Pacto Germano-Soviético de 1939). A pesar de todo, Hitler invadió la URSS, arrastrando a Stalin a la guerra en 1941. Stalin movilizó eficazmente las energías del país apelando a sus sentimientos nacionalistas (proclamó la Gran Guerra Patriótica): organizó la evacuación de la industria de las regiones occidentales hacia los Urales, adoptando una estrategia de «tierra quemada». Con ayuda del clima, de las grandes distancias y de la lucha guerrillera de los partisanos, debilitó a los alemanes hasta recuperarse y pasar a la contraofensiva a partir de la batalla de Stalingrado (1942-43). Después el avance ruso fue arrollador hasta llegar más allá de Berlín.
Reforzado por la victoria, Stalin negoció con los aliados (Estados Unidos y Gran Bretaña) el orden internacional de la posguerra (Conferencias de Yalta y Postdam, 1945), obteniendo el reconocimiento de la URSS como gran potencia (con derecho de veto en la ONU, por ejemplo). Los aliados tuvieron que aceptar la influencia soviética en Europa central y occidental, donde Stalin estableció un cordón de «Repúblicas populares» satélites de la URSS.
Stalin mantuvo la inercia de la guerra, retrasando la desmovilización de su ejército hasta el momento en que pudo disponer de armas atómicas (1953) y fomentando la extensión del comunismo a países en los que existieran movimientos revolucionarios autóctonos (como Grecia, Turquía, China, Corea…). La resistencia norteamericana a sus planes dio lugar a la «guerra fría», clima de tensión bipolar a escala mundial entre un bloque comunista y un bloque occidental capitalista, que perduraría hasta la desaparición de la URSS.
Alejandro
Boris Yeltsin
Durante el gobierno de Stalin, su padre Nikolái Yeltsin fue condenado por agitamiento antisoviético en 1934 y pasó por una condena de tres años en un gulag. Después de su liberación se vio desempleado por un tiempo y empezó a trabajar en el sector de construcción. Su madre, Klavdiya Vasílievna Yéltsina, trabajó como costurera. Borís Yeltsin nació así en una familia humilde en la villa de Butka, en Sverdlovsk.
A la edad de 12 años, sufrió un accidente que destrozó parte de su mano izquierda: al parecer él y unos amigos suyos habían tratado de desarmar una granada que habían encontrado en un almacén de armas. Yeltsin estudió en la Secundaria de Pushkin, Región de Perm. Terminada ésta, continuó sus estudios en el Instituto Politécnico de los Urales, graduándose en Construcción para el año 1955.
Durante el gobierno de Stalin, su padre Nikolái Yeltsin fue condenado por agitamiento antisoviético en 1934 y pasó por una condena de tres años en un gulag. Después de su liberación se vio desempleado por un tiempo y empezó a trabajar en el sector de construcción. Su madre, Klavdiya Vasílievna Yéltsina, trabajó como costurera. Borís Yeltsin nació así en una familia humilde en la villa de Butka, en Sverdlovsk.
A la edad de 12 años, sufrió un accidente que destrozó parte de su mano izquierda: al parecer él y unos amigos suyos habían tratado de desarmar una granada que habían encontrado en un almacén de armas. Yeltsin estudió en la Secundaria de Pushkin, Región de Perm. Terminada ésta, continuó sus estudios en el Instituto Politécnico de los Urales, graduándose en Construcción para el año 1955
Alejandro
jueves, 11 de febrero de 2010
miércoles, 3 de febrero de 2010
Biografía de Vincent van Gogh
A los dieciséis años trabaja como empleado en la Galería de Arte Goupil de La Haya, gracias a su tío, director de la misma. Cultiva su afición por la pintura y la literatura. Durante una visita a su familia, en el verano de 1872, inicia la relación con su hermano Theo (el único y verdadero amigo de su vida), con el que mantendría correspondencia hasta el día de su muerte, correspondencia que es el más vivo testimonio de la vida de este genio.
En 1873, la galería donde trabaja se traslada a Londres, donde lleva una vida apacible y comienza a cultivar el dibujo. Vive en una modesta pensión y se enamora de la hija de su patrona. Su amor no es correspondido; Vincent es rechazado por primera vez. Esto le deprime y provoca que su carácter se muestre huraño y violento, lo que condiciona su traslado a Paris. A los veinte años, Van Gogh es un hombre melancólico y solitario. Su situacion le hace ver en la religión el único camino para salvar la crisis. Pese a los consejos de su hermano Theo, abandona la Galería Goupil y comienza a predicar el metodismo en Isleworth.
Percibe ayuda de su familia para regresar a Amsterdam y cursar allí estudios de Teología protestante. Pero Vincent no es admitido en el Seminario. Es nombrado predicador finalmente por el consistorio de Bruselas y destinado a la región de Borinage. Convive allí con los mineros. Su apoyo a la huelga promovida por éstos le vale el cese de su cargo religioso. De su estancia en esa región de Holanda datan los dibujos de mujeres recogiendo carbón. Van Gogh se dedica por entero a la pintura y a la lectura.
Gracias a Theo ingresa a los veintisiete años en la Academia de pintura de Bruselas. Durante una visita a su hermano se enamora de una viuda, prima suya, de mayor edad que él. También esta vez es rechazado. En 1881 viaja a La Haya, donde su primo Mauve lo introduce en los círculos artísticos de la ciudad. Orienta su interés pictórico hacia naturalezas muertas. Pese a su buena acogida, Van Gogh reacciona violentamente contra la pintura academicista imperante. De esta época data su amor con una prostituta embarazada, cuyo apodo era <
Posteriormente, tras viajar a Auvers, se traslada a París, donde le espera su hermano. Allí descubre el mundo impresionista y conoce personalmente a Pissarro, Seurac, Toulouse-Lautrec, Monet, Renoir y Gauguin. Junto a su influencia recibe la de la pintura japonesa. Pinta intensamente, rompiendo con convencionalismos temáticos y formales, pero su situación económica es muy precaria; no pasa hambre debido al dinero que recibe de su hermano Theo, pero no consigue ninguna venta de sus cuadros. Cansado de la vida parisina, por consejo de Toulouse-Lautrec, marcha a Arlés, donde lleva una vida apacible pero prolífica.
Hasta que Auviers publicó un artículo sobre Van Gogh, el artista había permanecido olvidado de la crítica. En julio de 1890 no recibe la suma que mensualmente le envía su hermano. Conoce la desesperación, se siente fracasado y enfermo; le abruma la tristeza y la angustia. Con la excusa de ir a cazar cuervos, consigue un revólver prestado con el que se dispara un tiro en el estómago. Después de esto regresa a su casa y, mientras fuma, espera que la muerte llegue. El 29 de julio recibe sepultura. Theo, su hermano, nunca se recuperó del choque que esto supuso para él y perdió la cordura.
Vincent van Gogh, el más genial de los pintores de finales de siglo, sólo consiguió vender dos cuadros en su vida.
lunes, 1 de febrero de 2010
Atentados anarquistas
La violencia revolucionaria del movimiento libertario, era ejecutada al amparo, según ellos, de unos principios éticos de respeto a los individuos del género humano, pero desgraciadamente para el género humano la realidad de la propaganda por el hecho de la acción directa ocasionó muchas víctimas inocentes, al igual que ocurre en nuestros días.
La respuesta de las organizaciones anarquistas frente a los abusos empresariales, no fue siempre la huelga revolucionaria; ni frente al gobierno la acción política. Se situaron frente al estado liberal y actuaron desde la clandestinidad para aterrorizar y asesinar sin un vínculo político con la sociedad democrática . Enfrente estaba el estado respondiendo con las fuerzas del orden. Hay un paralelismo entre los mundos anarquista y el terrorismo actual, son mundos y entornos parecidos con un fondo común que justifica la acción directa como método político para conseguir sus objetivos.
Yeffrey Castro Pérez
Asesinato de Prim
Eran alrededor de las 19,30 y caía una espesa nevada. El general se despidió con cortesía de diputados y ministros, cruzó unas tensas palabras con el líder de los republicanos y se dirigió a su coche, una berlina verde de cuatro ruedas tirada por dos caballos que le aguardaba en la puerta del Congreso, con los cristales cerrados para proteger el interior del frío y la tormenta de nieve. El cochero puso en marcha el vehículo en cuanto subieron el general y sus acompañantes. La berlina emprendió la ruta habitual, por la calle del Turco (hoy Marqués de Cubas), hacia el Ministerio de la Guerra (Palacio de Buenavista), donde estaba la residencia presidencial.
Amadeo I frente al féretro del general Prim. Obra de Antonio Gisbert en 1870.
Al llegar a la calle del Turco –que habría de convertirse en la calle de Prim por los hechos a suceder el cochero observó que había dos carruajes de caballos atravesados en el angosto camino. Tuvo que detener la berlina en medio de la densa nevada. Un segundo después el coronel Moya se asomó a la portezuela para tratar de arreglar la situación y contempló con alarma cómo tres individuos vestidos con blusas, sin duda alertados de la llegada de Prim, se dirigían hacia el coche armados con lo que le parecieron carabinas o retacos, aunque uno de ellos llevaba con seguridad una pistola. No tuvo tiempo nada más que para decir: “Bájese usted, mi general, que nos hacen fuego”.
Sus palabras quedaron interrumpidas por el ruido de las detonaciones, al menos tres por el lado izquierdo y otras dos por el derecho. Los cristales se quebraron y uno de los asesinos consiguió meter en el interior de la berlina el cañón del arma que portaba; tan cerca del general Prim que la cara de éste quedó tatuada por los granos de pólvora. Su ayudante, Nandín, en un movimiento desesperado, trató de protegerlo interponiendo su brazo. Las balas le destrozaron la mano, y quedaron esparcidos esquirlas y pedazos de carne abrasada.
La agresión duró sólo unos segundos, apenas los mismos que el cochero tardó en reaccionar, golpeando con su látigo casi por igual a los agresores y a los caballos hasta romper el cerco y huir hacia la calle Alcalá.
Se dirigieron a toda prisa hacia el Ministerio de la Guerra. Al llegar a palacio los dos heridos descendieron de la berlina, ayudados por Moya y el cochero. El general subió por su propio pie la escalerilla del ministerio.
Cuando llegaron los médicos apreciaron rápidamente los destrozos en los dedos de la mano derecha, de tal envergadura que fue preciso amputar de inmediato la primera falange del anular, quedando en peligro de amputación el índice. Aunque lo más preocupante era el “trabucazo” que el general presentaba en el hombro izquierdo. Le había sepultado al menos ocho balas en la carne. Los cuidados médicos se prolongaron hasta la madrugada. A las dos de la mañana se le habían extraído siete balas.
Nandín, el ayudante, fue trasladado a la casa de socorro más cercana, donde se le diagnosticó que perdería el movimiento de la mano, que le quedaría seca e inservible; pero quizá –le dijeron no tendrían que amputársela. Entre tanto, las noticias difundidas mentían sobre la gravedad de las lesiones: se quería que fuesen tranquilizadoras, en un momento en que era preciso mantener la calma en el Estado. Aún cuando las heridas no eran demasiado graves, el hecho que se infectaran le provocó la muerte tres días después.
Yeffrey Castro Pérez