miércoles, 25 de noviembre de 2009

LA MUERTE DE MARAT


David hace gala en este lienzo de su devoción por el amigo y de su magnífico arte, recurriendo a los mínimos elementos para realizar una pintura altamente evocadora. Marat era amigo de David, colega de Robespierre y uno de los más furibundos defensores del patriotismo. Se le acusó de demagogo y de intransigente. Sin embargo, su papel en la constitución del gobierno de la república fue determinante, al tiempo que dirigía el periódico "L'Ami du Peuple".


Marat fue asesinado el año dos de la república, es decir, en 1793. El reino del terror ya había comenzado, tras crearse el sanguinario Comité de Seguridad Pública. En este ambiente Marat fue asesinado por una monárquica de la región de Caen. Marat padecía una enfermedad de la piel que le obligaba a pasar largo tiempo sumergido en un baño terapéutico. Allí había instalado su pequeña oficina e incluso recibía a personajes.


Charlotte Corday pidió que la recibiera argumentando una terrible desgracia para la república. Una vez ante el político, Charlotte le apuñaló. David pinta a Marat en el momento de la muerte, apenas ha sangrado aún. El brazo con el que estaba escribiendo ha caído pesadamente al suelo y la cabeza se desplaza hacia atrás. Los labios entreabiertos expiran el último suspiro mientras su rostro pasa suavemente del dolor a la paz. En la mano sostiene aún el papel con el que Charlotte se introdujo en su apartamento. Allí se puede leer: "13 de Julio de 1793".


De Marie Anne Charlotte Corday al ciudadano Marat: la terrible desgracia que tengo me da derecho a pedir vuestra amabilidad..." En oposición a este papelito traicionero, en la mesa improvisada en un cajón se puede leer el último despacho que había resuelto Marat: "dispondréis esta asignación para esa madre de cinco hijos cuyo marido murió en defensa de la patria..." La disposición de los elementos es tan sobria como la de un cuadro religioso. Toda la estructura se basa en verticales y horizontales.


En el suelo se ve el puñal caído. La mitad superior del cuadro está completamente vacía, transmite un agobiante silencio y frío. Una sombra clara asciende en diagonal evocando la huida de la vida del cuerpo agonizante.
Pedro D.M.M.


1 comentario: