miércoles, 10 de marzo de 2010

Guerra de Marruecos

En 1912 se establece el protectorado español en Marruecos. Se trata en realidad de una especie de subprotectorado, una cesión a España por parte de Francia de la administración colonial de una franja del norte del país. El sultanato de Marruecos en su conjunto ha quedado ese mismo año bajo dominación francesa merced al Tratado de Fez, culminándose así varios años de paulatina penetración colonial en el país magrebí.

Francia cede a España la administración de un 5% del territorio marroquí, unos 20.000 km² que incluyen la región montañosa del Rif. Tanto en la parte española como en la francesa la colonización implica que todo el poder político, económico y militar se encuentran en manos de las autoridades de la potencia protectora y de un número creciente de colonos europeos que intervienen activamente en la política colonial; al mismo tiempo, dado que se trata oficialmente de un protectorado, se mantienen formalmente algunas estructuras de poder preexistentes, que en la práctica no tienen competencia alguna más que cierta capacidad de intervención parcial en asuntos religiosos. De este modo, el sultán se mantiene simbólicamente como máxima autoridad marroquí (firma las leyes del protectorado) y es representado en la zona española por un vicario o jalifa.

Las tropas españolas, en el proceso de ocupación de la zona norte del país, encuentran varios focos de resistencia. Ya unos meses antes de la firma del tratado del protectorado había sido sofocada en el Rif, cerca de Melilla, una rebelión encabezada por un jefe conocido como El Mizzian. Cuando la ocupación empieza a hacerse efectiva, surgirá un nuevo foco rebelde, esta vez en Yebala (región desde la fachada atlántica hasta las estribaciones del Rif y en la que se encuentra Tetuán, la capital del protectorado), capitaneado por Ahmad al-Raisuni, señor de Arcila y la costa atlántica, que se extendería hasta 1919.

Yeffrey Castro Pérez

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